Inexplicable. Indefinible. Sin palabras. Un equipo que corre, que pelea, que se mata, que rabia, que la pide, que chilla, que suda hasta la extenuación... la papeleta era difícil, muy difícil. Ortelanos, muy de largo junto a OCB el mejor equipo del grupo, nos ganó por dos goles a cero. De cada diez partidos, posiblemente nos ganaría ocho o nueve. Nada que decir. Muchos jugadores, todos muy bien preparados, y alguno de ellos de una categoría muy superior a la media. El resultado del Sábado da mucho más valor a la victoria albiceleste en la ida por 2-5. En esta ocasión, nada más se pudo hacer.
Empezó la segunda mitad con el equipo muy metido y más centrado que en primer acto. Ortelanos seguía dominando pero los albicelestes daban la cara y respondían con buenas jugadas. La mala suerte quiso que un balón lejano fuese desviado por un contrario en el área lo justo para ponernos en desventaja. La celebración del gol por parte rival dice mucho de la incertidumbre del partido. Pocos minutos después otro pelotazo raso desde muy lejos cruzaba un mar de piernas y ponía el 2-0 definitivo. Paco, muy tapado, poco podía hacer.
Danzig, una vez, apeló al orgullo de pertenecer a este equipo. Daba igual quien estuviera en el campo. Todos querían participar, luchar, empujar... el equipo mereció algún gol, pero no hubo manera. Diego, sempiterno goleador, tenía dos balones francos en el área, pero no había fortuna. Un doble penalti, acabando el partido, era detenido por el arquero rival, uno de los mejores del partido junto con su jugador nº 5.
Está claro que no siempre se puede ganar, pero perder así es disculpable. Perder así no puede doler. Aquí todos animan. Aquí nadie protesta, todos suman. Este grupo se ha ido fortaleciendo a lo largo del año y tiene suficientes argumentos para hacer un buen campeonato. La próxima jornada, Gran Gatsby, otro rival directo, volverá a poner a prueba a los albicelestes. No obstante, con esta actitud, se puede. Vaya si se puede.