Orgasmo onanista. Homenaje a uno mismo; por nosotros, por los que vendrán, por todos... después de unas semanas algo convulsas, el Danzig cerró su particular cuesta de Enero con una ilusionante victoria. 2 a 6 para curar heridas, para alejar fantasmas, para celebrar. Magníficas las noticias, nueve compañeros (y los dos cojones de Marcos) en el vestidor, dos nuevos albicelestes en camino (Óscar y Chiqui, Chiqui y Óscar, enhorabuena, papás), un portero de verdad, un rival asequible... la cosa no podía ir mal y no fue mal. El partido no era lo de menos, pero pasaba a segundo plano. El Danzig no fue muy diferente de lo habitual, fútbol plano, algunos toques, bastantes pelotazos, algún desajuste atrás... sin hacer mucho, era suficiente. Fruto de ello, una buena jugada colectiva terminaba con una asistencia de César para que Presidente, siempre con la caña, pusiera el primero en el marcador. No había demasiados apuros pero Eire La Fábula, con muy poco, llegaba. Los albicelestes tenían muy claro que había que cerrar el partido cuanto antes y Óscar, dedicatoria incluida, ponía el segundo. No tenía que haber partido y no lo iba a haber, no obstante, como casi siempre suele pasar, cinco minutos de caraja colectiva sirvieron para que, faltando apenas unos segundos para el intermedio, Eire acortara distancias; no pasa nada, portero, cuando realmente te necesitemos, tus guantes harán del arco una muralla.
Empezaba el segundo acto de manera muy diferente. Una plácida primera mitad sólo había servido para llegar a la segunda al borde del empate. Pero este equipo no tiene miedo; hay momentos en la vida en los que ya nada se hace por primera vez; los albicelestes tiraron de oficio y, en tan solo cinco minutos, Dustinman Albertini, en dos contras, había puesto el 4-1. El partido estaba acabado y sólo era cuestión de que los minutos fuesen pasando: Alfonso, lesionado, descansaba en el banco para evitar males mayores. Este equipo puede necesitar una sesión de peluquería colectiva, pero tablas le sobran. Gerry Conlon la rompía con la zurda para poner el quinto y el riojano imprevisible, suavecito suavecito, la ponía allí donde comen las vacas para cerrar la cuenta anotadora. Otro desconcierto defensivo, 2-6, tres puntos más y el equipo que se asienta en la sexta plaza. Sobresaliente en actitud, bien en el juego y, por una vez, matrícula de honor en compañerismo. La temporada es larga, los puestos nobles quedan algo lejos y aún qhay terreno para mejorar; quién sabe si, de seguir en esta línea, no demos algún susto...
