Tarde de sábado la del último partido del año. El pequeño Maracaná de Dominicos fue testigo de un partido más bien gris de los albicelestes, que en la mayoría del tiempo de juego se vió ligeramente superado por el constante movimiento del balón del rival, que poco a poco fue desgastando al Glorioso. Tan sólo conseguimos ser superiores en los primeros 5 minutos y en los últimos 5, en un arrebato de coraje que honra a todos los jugadores, que se dejaron la piel y se dieron cortesmente la mano al pitazo del colegiado.
Fue un partido feo con goles mierdosos o en extrañas circunstancias, que mantuvieron la tensión durante los 40 minutos. 1-0 al primer minuto, 1-1 (descanso), 1-2 al comienzo de la segunda (como tantas otras veces), y 2-2 en el minuto 38. Y ocasión final para ambos contendientes en el 39 y 40.
Fue un partido feo con goles mierdosos o en extrañas circunstancias, que mantuvieron la tensión durante los 40 minutos. 1-0 al primer minuto, 1-1 (descanso), 1-2 al comienzo de la segunda (como tantas otras veces), y 2-2 en el minuto 38. Y ocasión final para ambos contendientes en el 39 y 40.
Al rescate en el apartado goleador y asistente estuvieron amigos Korfax y Cesáreo, que servidor duda si fueron como Keegan y Toschack en el gran Liverpool de los 70 o emularon a Gullit y Van Basten en el Milán de Sacchi. Tuya mía, mía tuya. Y el balón al fondo de las mallas.
Se da por bueno el empate visto lo visto, y se prolonga más tiempo la racha en la que el Danzig no conoce la derrota. Ya ni me acuerdo de cuándo fue la última. Se goza. Hasta el año que viene.
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